Walden: La casa de Ramiro Pinilla en Getxo
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El muro de la entrada después de la lluvia supura las mismas gotas que mastico. Es el mismo agua que respiro y que piso, y que al arrastrarla por el camino ha mojado el borde de mis botas y el calcetín que al caer la tarde colgaré húmedo en el baño. El camino asfaltado está roto en la cuneta, invadido por el verde inquieto, exaltado y exuberante.





























































